CONVERTIMOS RIESGOS EN OPORTUNIDADES

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Pareciera que las 52 semanas del año, no alcanzan para dedicarle una a cada evento o manifestación cultural que se nos ocurra. Pero en esta ocasión, debo manifestar mi aprobación a qué, al menos una semana en el año, sea dedicada a tantos profesionales que se han preocupado y se han propuesto colocar un grano de arena para tratar de explicar y que se entienda un poco, porqué debemos cuidar lo que se construye, sugiriendo y estableciendo soluciones técnicas perfectamente viables, para minimizar riesgos, creando la posibilidad de que las autoridades puedan contar con un marco técnico que les permita promulgar reglamentos y leyes básicas para impedir la espiral ascendente de desastres que se suman a los naturales por la falta de concientización a tiempo y evitar que un evento, se convierta en una catástrofe.
Entendemos que desde tiempos inmemoriales, el hombre ha vivido en sitios cercanos a las áreas que le proveen riquezas naturales y recursos que le han permitido asentarse y evolucionar; pero el crecimiento obliga a la desproporción poblacional y así, sucumbe al caos y comienzan las construcciones en sitios no adecuados, sin servicios, inestables, riesgosos y se convierte en un problema incontrolable, desoyendo a la naturaleza, que al manifestarse, le muestra y le hace previsible el riesgo que se corre, y sus nefastas consecuencias.
He intervenido como consultor independiente en un sinnúmero de obras civiles, que estuvieron o que aún están en riesgo, moderado y alto; en muchas ocasiones por no prever y desatender las recomendaciones de los profesionales, sumados a los costos que representan las soluciones una vez que los eventos han transcurrido, pero lo que es peor, quienes más resultan afectados, son quienes habitan por necesidad extrema en barrios y sitios donde las personas de escasos recursos no cuentan con el alerta de riesgo, y que en esos casos, construyen en sitios no apropiados; y aquí podemos entonces, abordar una conclusión lapidaria, que es algo que no debemos obviar al tratar de dar solución a un tema tan complejo, que en estos casos donde el caos y la anarquía superan las leyes naturales: el problema no es técnico, es político, cuando por alguna razón, se carece de políticas públicas y en otros casos, dónde sí existen las suficientes reglamentaciones y leyes dirigidas a la concientización del uso urbano, resulta muy complejo hacer que se cumplan. Obviamente, no toda la responsabilidad recae sobre los organismos del Estado, quienes pudieran tener muy buena disposición a que se difundan y se pongan en práctica soluciones viables, pero tampoco es fácil hacerlas llegar a quienes la necesitan antes de que ocurra un evento.
Desde la perspectiva técnica, se han desarrollado una serie de soluciones, unas correctivas, otras preventivas, cuyos efectos minimizan los riesgos y permiten que las construcciones sean seguras; pero en ocasiones es de gran ayuda y muy sencillo, observar cómo las estructuras, los taludes y las vialidades nos hablan, se comunican con nosotros permanentemente.
Son ejemplos muy comunes:
1. cuando visualizamos una fisura o una grieta en un muro o una pared; es una señal.
2. cuando observamos un hundimiento en una vialidad, acera o área verde, donde antes no era evidente; es una señal.
3. cuando vemos un árbol en un talud y este pierde la verticalidad, es una señal…
Por todo lo aquí expuesto, les conminamos a ser parte de la solución técnica; comuníquese con los especialistas de nuestra empresa, quienes ayudaremos a resolver el problema o los orientaremos en la prevención del riesgo.

No espere a que el evento le alcance, le aseguramos que «estar preparados es el camino a la mejor solución…»

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