CONVERTIMOS RIESGOS EN OPORTUNIDADES

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Las organizaciones de hoy en día han aprovechado las bondades de la metodología ágil para lograr transformaciones digitales efectivas, contando con el apoyo de la TÍ. Esto se debe a la adaptabilidad, rapidez y certeza que pueden ofrecer a los equipos que enfrentan el reto del verdadero cambio.

El ecosistema de los negocios es darwinista, y hoy más que nunca, solo sobreviven aquellas organizaciones que evolucionan. Para ello, es necesaria la alineación de los procesos, estrategias y operaciones orientadas hacia métricas cada vez mas exigentes.

En Tech4Risk.com trabajamos con la visión enfocada en las oportunidades de mejoras en nuestros procesos, y precisamente ese es el concepto más actualizado de lo que representa un riesgo.

La Metodología Agile ha sido considerada como una herramienta diseñada para TÍ, sin embargo la utilizamos como un medio muy útil para acelerar la adaptabilidad a los cambios necesarios para implementar esas oportunidades de mejora identificadas.

La transformación ágil de un negocio requiere de una visión holística de la organización, y esto se logra tomando en cuenta un esquema de factores primordiales, que combinados, garantizan el éxito en la misión.

Para lograr esa visión sistémica a la que hacemos referencia toda la estructura de la organización debe revisarse evitando esquemas piramidales y propiciando la autoorganización y la polivalencia como elementos de la nueva agilidad adquirida.

La agilidad debe sentirse en toda la estructura organizativa de una empresa. Esto significa el reemplazo de jerarquías y equipos aislados con autoorganización y funcionalidad cruzada, procurando siempre maximizar la flexibilidad.

Y aquí comienza la reingeniería en los procesos para permitir la adaptabilidad deseada, que facilite la toma de decisiones más eficientes, y logrando mediante jerarquías planas y métodos de delegación poder reaccionar más rápido a las exigencias del mercado.

El núcleo (core) del negocio son los procesos orientados al cliente, y esto representa un desafío para la cultura organizacional que debe trabajar hacia la transformación ágil, de la mano con aquellos cambios integrales que desmonten la cultura de mando, jerarquías, y controles “top-down “ para lograr ambientes de aprendizaje y confianza.

Esta forma más inteligente de apalancarnos en lo que era percibido como amenazas sólo se logra con esquemas de liderazgo orientados a la mentoría, para desarrollar habilidades en los colaboradores y apoyarnos en una cultura de aprendizaje y confianza.

Toda transformación ágil se apalanca en elementos tecnológicos que sustituye estructuras centralizadas y rígidas en ciclos cortos sobre arquitecturas de software modulares y adaptables, con pocas dependencias para ser fácilmente redefinidas de acuerdo a las necesidades cambiantes.

Nuestras organizaciones deben orientarse a romper el paradigma de los proyectos en cascada que suelen ser de ejecución prolongada por proyectos de estructura gradual que se apoyen en “sprints ágiles “.

Concebir al riesgo con un elemento de transformación ágil es un reto interesante que supone mejores formas de trabajo, nueva cultura adaptativa, capacitación constante en las herramientas que posibilitan ese cambio en un marco de aprendizaje continuo y aprovechamiento de las mejores prácticas del mercado.

El resultado de un esfuerzo integral por identificar, analizar, priorizar y trabajar sobre esas oportunidades de mejora (riesgos), utilizando la transformación ágil como pivote de ejecución está orientado a la mejora de los servicios y productos que ofrece la organización a sus clientes, y es aquí donde debe desaparecer el paradigma clásico de los lanzamientos a gran escala de nuevos productos/servicios por la orientación a productos mínimos viables (PMV) que se dibujan sobre el lienzo del trabajo iterativo y con los colores de la creatividad e innovación.

Cuando una empresa decide emprender una transformación ágil para aprovechar esas oportunidades de mejora, se entrega como un todo a un proceso que puede tardar más del tiempo que muchos asocian con el término “ágil “ , y es aquí donde el aporte de la consultora puede marcar la diferencia.

Un proyecto de esta envergadura requiere de un liderazgo comprometido con el fomento de la participación activa de todos los colaboradores de la  organización garantizando comprensión y creando espacios de aprendizaje continuo.

La transformación ágil de una empresa para mitigar sus riesgos no consiste en la aplicación de una receta determinada de técnicas y herramientas particulares de manera aislada. Implica de manera definitiva comprender cuál es el objetivo que se espera lograr desde la óptica del cliente mediante esquemas de gestión donde el liderazgo se refleja en el ejemplo de valores en práctica, transparencia y rendición de cuentas, comunicación horizontal y mejora continua.

Si bien es cierto que todos los colaboradores deben comprender los objetivos que persigue esta transición a formas ágiles de trabajo, la alta dirección  necesita poder transmitir el verdadero sentido de propósito que materialice estos cambios.

Gestionar el riesgo mediante la transformación ágil nos lleva a la generación de nueva cultura organizacional, nuevos procesos y métricas de desempeño cada vez más precisas y exigentes. Esto sólo será posible si la alta dirección toma en cuenta las necesidades de los colaboradores como elemento primordial, ya que este desafío no es retórico, es un reto operativo que requiere altos niveles de compromiso plural.

Este cambio de mentalidad resulta imposible en modelos clásicos de gerencia impositiva, de falta de transparencia, de ausencia de valores ejemplificados en los cargos de mayor responsabilidad y donde la confianza no existe, donde opera un régimen policial de acoso al colaborador, donde no existe seguridad en la estabilidad laboral y donde el verdadero trabajo de gerencia se delega en consultores externos que son contratados para complacer caprichos sin fundamento del tomador de decisiones.

Gestionar riesgos mediante procesos de transformación ágiles se sostiene en la cultura como elemento primordial por lo que debe resultar de la integración de intereses y posiciones enfocados en una introspección sincera y totalmente abierta de lo que hacemos con la intención sana de lograr mejoras que contribuyan a agregar valor a la relación con el cliente.

No es un proyecto simple, y no existe una receta única para lograrlo. Pero en Tech4Risk.com estamos convencidos de que a través de la motivación correcta y comprendiendo que es un proceso que nace y se desarrolla desde el seno de la organización hacia el cliente, se garantiza un futuro más promisor y esa evolución representa la perdurabilidad que la empresa requiere en el sistema productivo.

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